sábado, 19 de noviembre de 2016

001. Hegel.


-Puedo. [tesis]
+No, no puedes. [antitesis]
-Puedo, al menos, intentarlo. [síntesis]

+ Intentarlo sí que puedes, pero no lo conseguirás. El mundo no se mueve por tus estúpidos sueños e idealizaciones. La razón es la que guía tu historia, y tu historia acabará en fracaso como no la racionalices.
Fracasarás, y otro ocupará tu lugar.
Te destruirás, e intentarás volver a construirte...pero nunca volverás al origen de lo que fuiste. Serás otro, que no mejor, simplemente diferente. Otra historia empezará, quizá demasiado tarde como para que merezca la pena ser contada, quizá demasiado tarde como para que tenga final feliz.

- Te basas en que no sigo la razón, que estoy usando solo mis sentimientos como base de mis deseos. ¿Quien dijo que no la siga? Mi razón  considera que este es mi camino, y que alejarme de él solo me llevaría a perderme.

+Sí, es tu razón subjectiva, no objectiva. ¿Acaso tú, como individuo, te crees mejor que la razón objectiva de tu familia, de la sociedad, del mundo? ¿Tan especial te consideras? Puedes darle las vueltas que quieras, todo es más que cada uno. Y uno está perdido sin ese todo al que quieres renunciar.

- No quiero renunciar al todo, lo necesito, y sé que la mía solo es una razón subjectiva. Sin embargo, si mi pasión es real, ¿como puedes decir que no es racional? ¿Cómo puedes justificar una pasión personal en una razón objectiva que no la siente?

+¿Estás seguro de que es real?

-(Dió un sorbo al té) No lo sé, pero así lo creo.

+¿Entonces? 

- La libertad es el concepto fundamental que marca mi historia, ¿no?

+Desde luego.

- Entonces tendré el valor de equivocarme. 

+ (Cogió una pasta y le dió un mordisco) Jaque mate, eh.

- (Sonrió) Eso parece.

+Espero que regreses vivo de tu equivocación.

- Y yo.

007. Soledad.

(Esto está hecho sin preparación, como prueba personal, no seáis crueles xD)

Lo había dicho miles de veces antes de cumplir la primera década. 
"Nos estamos matando." 
Pero nadie creería al niño, y mucho menos a sus palabras de voz inmadura. Solo los adultos conocían la realidad; él no sabía lo que decía.
Nunca sería demasiado tarde para que Dios les perdonase sus pecados, para salvar al mundo de su propia autodestrucción.  El egoísmo era tan fuerte que no entendían que desembocaría en un suicidio global.

El niño nunca dejó de hablar, pero sí de ser escuchado.
-Solo tú lo entiendes.- le susurró a su flor, la única que le escuchaba.

El niño ya no era tan niño (o eso decían las primeras arrugas de su rostro), y ya no podía ser escuchado. Fuese por donde fuese solo veía máquinas que, antes, ayudaban a seres que se hacían llamar humanos. Fuese por donde fuese, solo veía la más absoluta soledad. Ninguna persona, solo robots, solo los restos de una sociedad que antes había sido rica y plural. 

-Yo intenté salvarlos- le dijo a la flor- y ahora solo me quedas tú.

A veces se quedaba soñando recordando como era el calor de un abrazo, de unas palabras de alivio que calmasen su infierno interior; y solo encontraba la nada.
Suciedad, odio concentrado en un paisaje que ya nunca volvería a ser lo que era. 
Escuchaba sus propios pasos destrozando la tensión superficial del agua, creando más sobre él  mismo.
Hasta que ya no pudo más.
-Estoy solo- le dijo a la flor- solo. No quiero vivir solo.
-Estás conmigo- juró escuchar en su locura- yo no te voy a dejar. Estamos juntos en esto.
-No es suficiente.- contestó siendo consciente de su propia paranoia.

Era de noche, siempre había amado la noche. Bebió un sorbo de la última botella de whisky que le quedaba.
Otro.
Otro.
 En el bolsillo, aún guardaba las pastillas que le había recetado el médico en su adolescencia. Empezó a llenar su estómago de aquellas píldoras. 

Whisky. Pastilla.
Pastilla. Whisky.

Ya casi no notaba el peso de la soledad sobre sus hombros, incluso parecía que empezaba a sentir algo similar a la felicidad. 
Ojalá estuviese ella aquí- pensó- ojalá pudiese estar conmigo contemplando el brillo que tiene la Luna esta noche...pero no va a venir. Es una flor.

Whisky. Pastilla.

Ritmo cardíaco bajando. 



Pastilla. Whisky.


Ojos casi cerrados del todo, visión demasiado borrosa como para distinguir la figura que se acercaba corriendo.

-Huele igual que mi flor- dijo en su delirio.
-Estábamos juntos en esto- escuchó entre sollozos- no me dejes.

Casi juró notar el roce de los pétalos de su flor acariciando su mejilla en el último aliento de su cuerpo envenenado.


La ambulancia llegó a las 00:45 de aquella noche.
Solo esa flor fue a su despedida, para quedar enterrada a su lado.
Ellos dos no eran suficientes para luchar contra el suicidio de la sociedad.



"Nos estamos matando"-se sigue escuchando

domingo, 6 de noviembre de 2016

Séptimo cielo.

(Alguien dijo que los "ojalás" eran las palaras más hijas de puta que existían, justo después de los "peros", justo antes del escribir a los amores incorrectos. Esto va por ellos.) 



-Parece que vives en el séptimo cielo.
+ Es que es así.
-Pues no me gusta.
+Yo...lo siento, madre.
Joder.
Lo siento.
De verdad que lo siento.
No vuestra incomprensión, eso me es indiferente.

Siento que mi felicidad exprime cada uno de los temores que me corroían, que este el descanso que mi alma lleva buscando desde hace años. Que no, ya no tengo miedo, y el insomnio se curó con los sueños que delineaste en mi sonrisa. Que necesito sentir como cada centímetro de mi cuerpo se estremece con tu contacto, y expulsa mis dudas.
Ya no dudo. No soy Dudas, (¿Me explico?)

En caso de ser, soy contigo. Siendo así, soy real y libre.
Real para entregarme tal y como soy, sin precauciones ni máscaras, al juego de tus dedos por mis piernas, al juicio de tu mirada desviada al infinito que nos espera.
Libre para hacer de mi objetivo el romper las metas, hacerlas volar hacia esa Luna que me prometiste, esa de la que quieren que escape.

Siento y mucho, que soy más tuya, que de esa perfección a la que optaba.
Y me encanta. Así que lleváosla, no la quiero, no la necesito. Matadla y enterradla muy lejos de mí, que por su culpa he sobrevivido de más, y vivido de menos, pensado todo y sentido nada.

Repito: Nada.
Eso es lo que he tenido hasta ahora. Nada disfrazada de mentiras.
Y ahora, mentiras que disfrazan el todo que me haces sentir cada vez que me acaricias por el roto del pantalón, cada vez que te atreves a besarme en la frente, cada vez que posas tu brazo por encima de mi hombro y me apoyo en tu pecho.
Todo que crece más allá de las mariposas, de la imaginación, y de la aburrida monotonía. Más allá de lo socialmente establecido y su aburrimiento, más allá del enamoramiento pasajero y su resaca.

Y esta resaca emocional me está matando, lo juro. Necesito beber algo más que la locura que te oculta.
Joder, lo siento.
¿Qué coño puedo hacer para sentirlo y no pedirte? Si tú llegaste cantando...

-And, why can't we be lovers of the Moon?

+(because...
  you know...
  no...






 Bésame. Hoy y siempre)




 ...que a bailar te enseñaron mis pies.