"[...]
Y dejo de pensar en tonterías.
Yo quiero vivir aquí y aquí significa en tus ojos"
Tachadme de loca.
Quiero vivir allí.
Donde los ojos de la ilusión no se ciegan al mirar al destino. Donde mi corazón se olvida de latidos predeterminados, y vuelvo a sentir como la vida estremece mi piel.
Donde escribo en presente, pensando en futuro; con miedo, pero con seguridad al afirmar que el mío está allí. Donde no gasto tiempo en pensar si te quiero. Quiero todo contigo.
Donde me alimento de sueños que lograron hacerse realidad y todo fluye, como si estuviesemos diseñados para encontrarnos.
Donde escribo en presente, pensando en futuro; con miedo, pero con seguridad al afirmar que el mío está allí. Donde no gasto tiempo en pensar si te quiero. Quiero todo contigo.
Donde me alimento de sueños que lograron hacerse realidad y todo fluye, como si estuviesemos diseñados para encontrarnos.
Donde me libro de la indiferencia y me desnudo del falso calor de la obsesión. Necesarias en el pasado, desarrollaron un papel vital en el tratamiento de un corazón moribundo, pero ya no.
Por eso, lo siento.
Adiós.
Ahora quiero vivir allí.
Donde vuelvo a ser niña, y el sabor de la verdad golpea con fuerza. Donde el sentido, siempre tan reticente al atarme con sus cadenas, suplica rendirse ante tu fuego. Donde el sonido de tu voz, grave, pausada y segura, supuso el golpe en seco que necesitaba y, sí.
Caen todas las cadenas.
Una tras otra.
Dejándome libre, donde todo encaja sin forzarlo.
Donde no hay mentiras, y la única trampa consiste en hacerme caer a un camino que no tengo que explicarte; como si estuviese destinado a ser forzado por tus manos.
Y solo las tuyas.
Solo tu voz.
Solo tu media sonrisa antes de besarme.
Solo tus ojos, mirándome desafiante.
Solo la perfecta composición de nuestros cuerpos cuando osan acercarse, me llevan allí.
Donde mi cuerpo contraído, mis ojos cerrados y mis manos agarrándote con fuerza conforman el gemido que luego guiará mis brazos. Y abrazándote, con mis cabeza en tu pecho y la mente en blanco, solo puedo afirmar que quiero vivir allí.
Adiós.
Ahora quiero vivir allí.
Donde vuelvo a ser niña, y el sabor de la verdad golpea con fuerza. Donde el sentido, siempre tan reticente al atarme con sus cadenas, suplica rendirse ante tu fuego. Donde el sonido de tu voz, grave, pausada y segura, supuso el golpe en seco que necesitaba y, sí.
Caen todas las cadenas.
Una tras otra.
Dejándome libre, donde todo encaja sin forzarlo.
Donde no hay mentiras, y la única trampa consiste en hacerme caer a un camino que no tengo que explicarte; como si estuviese destinado a ser forzado por tus manos.
Y solo las tuyas.
Solo tu voz.
Solo tu media sonrisa antes de besarme.
Solo tus ojos, mirándome desafiante.
Solo la perfecta composición de nuestros cuerpos cuando osan acercarse, me llevan allí.
Donde mi cuerpo contraído, mis ojos cerrados y mis manos agarrándote con fuerza conforman el gemido que luego guiará mis brazos. Y abrazándote, con mis cabeza en tu pecho y la mente en blanco, solo puedo afirmar que quiero vivir allí.
Quiero vivir.
y eso implica un contigo.
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